Redacción El Profesional del Siglo XXI

 

Siempre asociamos la creatividad con el marketing decimos, hay que ser creativos, imaginativos, idear una nueva estrategia para llegar a más consumidores. Es curioso que solo relacionamos esta palabra con determinadas profesiones como artistas, inventores, arquitectos, cocineros…pero ¿tengo que ser creativo en mi trabajo?

 

Sin duda alguna, la creatividad o la iniciativa para hacer cosas diferentes a las rutinarias es muy valorada en todos los ámbitos y más aún en la empresa donde reina la competitividad. No basta con cumplir con las funciones asignadas, hacer algo distinto es la forma de destacar sobre los demás. La creatividad se refiere a tu capacidad de generar e implementar nuevas ideas, conceptos y soluciones que agreguen valor a los productos o servicios de tu empresa. Implica salir de la zona de confort, ser innovador y encontrar formas novedosas de resolver problemas y abordar los desafíos que nos propone el mercado.

 

La creatividad no es sinónimo de inteligencia, no es una habilidad innata, se puede forjar desde cero cultivándola día a día, lo que supone un esfuerzo por desarrollar una mentalidad y hábitos que fomenten el pensamiento creativo y la innovación. Puede ayudar abrir tu mente a nuevas ideas y perspectivas, explorar cosas nuevas o probar nuevas experiencias y actividades. Viajar, aprender una nueva habilidad o realizar una nueva actividad en tu tiempo libre, son excelentes maneras de exponerse a nuevos conocimientos y conceptos. La creatividad a menudo florece durante los períodos de relajación y tiempo de inactividad, programa descansos en tu día para permitirte soñar despierto, meditar o simplemente relajarte.

 

Estar abiertos a distintas opiniones, puede contribuir a ver las cosas desde diferentes ángulos y fomentar el pensamiento creativo. No hay que tener miedo a la creatividad, probar nuevos enfoques para resolver problemas puede hacerte resaltar.  La creatividad requiere asumir riesgos y probar cosas nuevas.

 

Las empresas también pueden influir en el desarrollo de este espíritu creativo, aportando un buen ambiente, creando equipos de trabajo, haciendo reuniones donde se puedan aportar ideas, mostrar experiencias y dar soluciones con total libertad. Cuando no hay miedo a experimentar nos surge la vena creativa.

 

La autonomía en el trabajo es un factor importante para despertar nuestra creatividad. Proporcionar autonomía para trabajar en nuestros propios proyectos, elimina las barreras de dependencia. Al dar el control sobre el trabajo, las empresas permiten a los trabajadores aprovechar su creatividad natural y sus habilidades.

 

Reconocer y recompensar soluciones innovadoras puede ser otro punto para incentivar la creatividad, por eso muchas empresas tienen programas con bonificaciones, promociones y premios para apoyar la innovación.

 

En el entorno empresarial altamente competitivo de hoy, la creatividad se ha convertido en un ingrediente esencial para el éxito. Las empresas que fomentan una cultura de creatividad e innovación tienen más probabilidades de mantenerse a la vanguardia y adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado.