Tu Opinión

Claves para volver a nacer

 

En mi anterior columna de opinión, me comprometí a proporcionar unas claves para ejercitar nuestro cerebro senior de una forma no invasiva y así sacarle todo el partido. Y, lo prometido, es deuda siempre.

 

Algunos pensaréis, ¿cómo? ¿esto solo sirve para los profesionales seniors? Evidentemente no, pero siguiendo lo referido en mi historia anterior, estoy construyendo un cerebro nuevo a los 53 años con la desventaja de que, a cierta edad, se tiene la creencia de que muchos factores nos impedirán estar a la altura. Bulos. Desconocimiento. Nada más lejos de la realidad, ya lo expliqué cuando describí lo que era la PLASTICIDAD. ¡Pongámonos manos a la obra que esto no se construye solo!

 

Nuestro protagonista de hoy es nuestra corteza prefrontal, sin su correcto funcionamiento, los humanos no somos capaces de realizar ninguna “función ejecutiva”. Y, ¿cuáles son las funciones ejecutivas? ¡Justo las que queremos potenciar! Como la capacidad de aprendizaje de NUEVAS tareas simples o complejas, que conduce a las funciones cognitivas a permitir tomar las decisiones más adecuadas, planificar acciones de futuro y visionar las estrategias profesionales que conducirán nuestros propósitos al éxito, pues el error ya lo conocemos y tenemos las herramientas para subsanarlo. Es nuestra ventaja, la experiencia. ¡Aprovechémosla!

 

La corteza prefrontal es extremadamente delicada, como todo lo valioso. Se encuentra en la parte anterior del lóbulo frontal, a pesar de ser la parte mejor conectada del cerebro, cuenta con un desarrollo lento y vulnerable. Tanto que el estrés, la tristeza, la soledad o una mala condición física pueden afectar negativamente a su funcionamiento.

 

Pero yo ya he pasado esa fase de desesperanza, he tomado una firme decisión y voy a por todas de nuevo. Debo regenerar mi corteza prefrontal, a todo lo que dé… ¿cómo lo hago? Entrena a diario, siguiendo estas pautas mentales y físicas.

 

Control inhibitorio: potencia la atención ejecutiva y el autocontrol. Debes inhibir la impulsividad, la búsqueda de recompensas inmediatas y las conductas irreflexivas. Párate, piensa, reflexiona, márcate objetivos a largo plazo, mantén tu atención en una tarea, valora las opciones y visualiza la acción correcta.

 

Memoria de trabajo: te falla la memoria a corto plazo: ¿pero a por qué venía? ¿Qué acabas de pedirme? Tienes dificultad para pensar en varias cosas a la vez, olvidas justo la palabra que ibas a decir, pierdes el hilo de una conversación… Cómprate un diario y escribe cada día, toma apuntes de lo que quieras recordar. Lee en alto entendiendo cada texto. Vuelve a empezar si te pierdes. Escribe una vivencia propia y léela en alto, después cuéntala sin mirar los apuntes. Escribir es una de las mejores formas de conservar la memoria y oírte a ti mismo recitar una historia refuerza tu memoria de trabajo o estudio.

 

Flexibilidad cognitiva: ¿cómo llevas tu adaptabilidad a distintas situaciones en el mismo contexto? De eso se trata. De tu agilidad mental adaptativa. ¿Notas que con los años tu mente se ha vuelto rígida y autómata? Pues vamos a abrir la mente, fluir entre las situaciones inesperadas, ser creativo para solucionar un problema y saber delegar en los que nos aportan sabiduría en su especialidad. Para eso, trabajemos en equipo, aprendamos a escuchar, contemplemos diferentes soluciones para un mismo problema: que no nos asuste ir más allá. Nos ayudará caminar por espacios naturales, que nos obliguen a adaptarnos al medio que nos encontremos, juegos en equipo dónde no sabes qué actuación va a realizar el contrario, practica nuevos deportes o atrévete con nuevas experiencias que te saquen de lo ya conocido. Es la manera de forzar la adaptabilidad y la flexibilidad mental y así ajustarte a la toma de decisiones frente a estímulos nuevos.    

 

Actividad física: existen deportes y actividades que desarrollan más las facultades de aprendizaje, estrategia, memoria, flexibilidad y rapidez mental y, además, la capacidad de retención. Un buen ejemplo son las artes marciales, que cultivan el cuerpo y la mente, concentrándose en el control y los reflejos. Toda actividad que se preocupe de nuestro interior, además del exterior, nos aportará una estupenda autorregulación emocional. Disciplinas como: Yoga, Pilates, Taekwondo, Yudo, Karate…

 

Programas informáticos: existen juegos de ordenador especializados en proporcionar una buena memoria de trabajo de forma lúdica, como el videojuego NeuroRacer. Diseñado para practicar dos tareas al mismo tiempo. Mejora notablemente la atención sostenida y la memoria de trabajo. ¡A jugar!

Enseñanza bilingüe: nunca es tarde, hay que ponerse a ello. Y, además, el mercado lo demanda. Los profesionales bilingües obtienen mejores resultados en la memoria de trabajo visuoespacial, adquieren mayor control inhibitorio, tienen mejor atención ejecutiva y flexibilidad cognitiva, son capaces de reorientarse y presumen de mejor desempeño ejecutivo. ¿Te lo vas a perder?

 

Educación emocional: sí, tenemos emociones y afectan directamente a la corteza prefrontal. Cuando son negativas, nos bloquean, nos sacan del juego. Así que, debemos prestarles la atención que merecen. Principalmente, hablamos de un programa de mindfulness, enfocado a la relajación y conocimiento de uno mismo. La relajación, la meditación, tienen milenios de historia y sabemos que funcionan como una sanación interior positiva que refuerza la autoestima y genera paz interior con la que afrontar los retos del día a día.

 

¡Ahora no tienes excusas, te he dado muchas palancas que activar para alimentar tu corteza prefrontal! Fíjate, te lo pongo más fácil. Si después de todas las posibilidades de actuación explicadas aquí, no te decides por ninguna, no te motiva ninguna… te voy a decir lo que te hace falta. VOLUNTAD.

 

El cerebro senior está encantado de que le metas caña, porque permanecer bloqueado alimentándose de desesperanza, tristeza y negatividad, te hace sentirte más viejo y pesado. Si leíste mi primer artículo, sabrías que yo hace un año, quizá no hubiera sido capaz de escribir esto, ni exponerme así. ¿Qué ha cambiado? ¡Tengo un PROPÓSITO!

 

Tengo la capacidad, tengo la ilusión, tengo la voluntad, tengo la fuerza y me siento imparable. Como cuando tenía 30 años y me comía el mundo a bocados. No tengo MIEDO.  Si tienes tus propias palancas, actívalas YA.

 

“El miedo es la discapacidad más grande de todas”.  Nick Vujicic