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ROI… sí y sólo sí

 

Las empresas deben calcular el ROI de los programas de formación para evaluar la eficacia de sus actividades de formación. Permite a las empresas establecer si su inversión en formación está dando un retorno favorable y encontrar áreas de desarrollo.

 

Si bien es factible cuantificar el ROI de los programas de capacitación, puede ser difícil hacerlo correctamente. Esto se debe a que puede ser difícil medir las ventajas financieras de los programas de capacitación porque muchos de ellos son intangibles, como una mayor participación del personal, una mayor satisfacción del cliente y una mayor creatividad.

 

Sin embargo, existen otras soluciones parciales a este problema, como el uso de encuestas de empleados e indicadores de desempeño para evaluar la efectividad del programa de capacitación. Las empresas pueden hacer juicios mejor informados sobre el desempeño de sus programas de capacitación y cómo gastar los recursos en el futuro mediante la recopilación de datos y la evaluación de los resultados. Lo cierto es que, si bien medir el ROI de los programas de capacitación puede ser difícil, es una práctica crucial para las empresas analizar el desempeño de sus iniciativas de capacitación y tomar decisiones de inversión en capacitación informadas.

 

Para determinar el ROI de un programa de formación, es importante tener en cuenta, por un lado, la necesidad de extraer, en primer lugar, los gastos de capacitación, que comprenden todos los costos directos e indirectos relacionados con el programa de capacitación, como los honorarios del instructor, los materiales del curso, el equipo y el tiempo de los empleados que asistieron a la capacitación.

 

En segundo lugar, determinar los beneficios de la formación: esto abarca todas las mejoras positivas que se producen como resultado del programa de desarrollo, como una mayor productividad, una mejor calidad del trabajo, menos errores y una menor rotación de personal.

También, es clave analizar, la inversión general en formación, que incluye los gastos del programa, así como cualquier otro costo relacionado con la implementación del mismo, como el tiempo de los empleados y los gastos de equipo.

 

Por último, debemos identificar los beneficios generales de dicha formación, también llamado el valor de la aplicabilidad; esto abarca todas las mejoras positivas que se producen como resultado del programa de capacitación, como una mayor productividad, una mejor calidad del trabajo, menos errores y una menor rotación de personal.

 

Una vez obtenidos los datos, una de las formulas más habituales es la siguiente:

 

ROI = ((Beneficios totales - Inversión total en formación) / Inversión total en formación) x 100%

 

Si conseguimos identificar bien los datos, especialmente el valor de aplicabilidad, los beneficios del conocimiento preciso de este KPI son demoledores. Sin ánimo de ser exhaustivos, por ejemplo, permite a las empresas determinar si su inversión en capacitación está generando un retorno positivo. Luego, las empresas pueden hacer juicios informados sobre en qué programas de formación invertir y cómo desplegar sus recursos.

 

Además, al identificar las áreas donde los programas han sido efectivos, las empresas pueden concentrar sus esfuerzos en mejorar su desempeño total. Igualmente, cuando los trabajadores son testigos de los resultados de sus esfuerzos de desarrollo, puede aumentar su motivación y compromiso en el trabajo. Esto puede resultar en una mayor productividad, más satisfacción laboral y menor rotación.

 

Es importante recordar que, las empresas que invierten en programas de desarrollo y pueden mostrar un ROI favorable pueden tener una ventaja competitiva en el mercado. Esto puede mejorar la participación de mercado al atraer nuevos consumidores, mejorar la satisfacción del cliente y aumentar la satisfacción del cliente.

 

En definitiva, medir el ROI de los planes de formación, es fundamental porque permite a las empresas tomar decisiones informadas con respecto a sus inversiones en desarrollo de los empleados, mejorar su desempeño, involucrar a sus trabajadores y obtener una ventaja competitiva en el mercado.