Tu Opinión

 

Disponer de regulación adecuada es básico, pero es indispensable que quien la aplique acopie pericia. Una organización mejora más gracias a una persona sublime que a una normativa excelente.

 

El poder ha de ser ejercido soslayando la conveniencia propia. Un gobierno autocrático es aquel en el que el superior es vil y se empeña en pervertir a quienes de él dependen. ¿Cómo gobernará quien es amoral? Muchos ejemplos tenemos a la vista: desde Putin a Jinping, pasando por Daniel Ortega, Nicolás Maduro hasta otros más cercanos. De la chapucería en la toma de decisiones se derivan daños.

 

El primer hábito comportamental de un estadista es la cordura. Gobernar no implica agradar a todos, pero sí empeñarse en no dañar o enfrentar a algunos para el propio beneficio y el del grupúsculo que se lucra.

 

Desde tiempos inmemoriales, se ha empleado la metodología de asesoramiento personalizado para la mejora tanto en cuestiones técnicas como de los hábitos comportamentales y también para el incremento de las virtudes éticas. Basta leer Entrevista a Aristóteles (LID, 2023). Desde hace escasas décadas, recibe el nombre de coaching.

 

La incertidumbre beneficia a los navegantes expertos. El mejor proceso de coaching implica, en primer término, aprender a gobernarnos a nosotros mismos. Nada hay que descubra más la calidad de cada uno como el poder. El mejor gobierno es el que se hace sensatamente superfluo, porque ha logrado comprometer a cada uno de los implicados.

 

Hay directivos que hacen funcionar la maquinaria de la organización, pero provocando acritudes. Navegar con mesura reclama pocas reglas generales, ajustarse a los plazos y entender las coyunturas específicas. Solo se logra con prudencia, capacidad de análisis y visión estratégica. Para administrar se precisa firmeza. Más significativa suele ser la flexibilidad, la paciencia y la compasión.

 

En las tres décadas en las que vengo ejerciendo coaching de alta dirección he dirigido docenas de procesos. He encontrado puntualmente a decepcionados, porque habían acudido previamente a quienes carecían de conocimientos antropológicos. Como señaló Stalin, y es una de las exiguas enseñanzas del segundo mayor asesino en serie de la historia, la teoría sin práctica es estéril y la práctica sin teoría es ciega.

 

Liderar implica elegir, con más motivo cuando van transcurriendo los años y se aproxima el final de la carrera terrena. Quien gobierna de forma equivocada diluye aceleradamente su liderazgo. Quienes mejor rigen suelen generar poco ruido.

 

Con la violencia puede alcanzarse el poder, pero solo durante un breve periodo, antes de ser recordado como un miserable. El alma, los sentimientos, los pensamientos de una criatura quedan claramente a la luz cuando se la ve actuar en el ejercicio del poder. Liderar reclama conocer a las personas, apreciarlas, respetarlas… Y esto no se lleva a cabo sin aprendizaje. Condición para ser coach es contar con una conciencia firme y con una rectitud avalada por una vida irreprochable. ¿Quién puede explicar qué es la lealtad de la que debe hacer gala un líder, si ha traicionado por hedonismo, egoísmo o codicia?

 

Existe un lamentable modo de aparentar grandeza: ser inicuo, pero contar con panegiristas. Durante una temporada se podrá engañar, pero antes o después la persona ha de mirarse al espejo. Sin moralidad, se acaba siempre en desvarío. Las personas profesionalmente válidas y éticamente decentes son el dedo índice que señala a los demás las trochas que es preciso recorrer personal y corporativamente. Se torna improbable establecer esos conocimientos sin la ayuda de alguien en quien depositemos confianza.

 

Llegar a ser lo que debemos ser, sobre todo cuando se ocupa el pináculo, reclama la humildad de escuchar a quien proporciona buenos consejos. Podrá clamar el coachee, delimitando la exagerada expresión de Federico el Grande: ¿acaso no debemos a los que nos han proporcionado los medios para instruirnos la misma gratitud que a quienes nos dieron la vida?

 

Desarrollar el alma tiene mucho que ver con generar vida. Un coach puede y debe hacerlo.