Editorial

Nos zambullimos de lleno en jornadas estivales, pensando ya en el chapuzón, hacer un poquito de deporte, la cervecita helada… vamos, que se nos salen los ojos de sus órbitas cuando visualizamos tan añoradas actividades (aunque quizás no tanto para algunas personas… lógicamente, depende de los gustos), pero de alguna manera, buscamos en esta época, en general, un cambio de ritmo y/o rutina, un cambio de aires y/o paisajes, un cambio de pensamientos y/o visiones… en definitiva, hacer un “reseteo” que dirían nuestros compañeros de sistemas.

 

Pero, ¿no te parece que, en los tiempos en los que estamos, más que un “reseteo”, las personas buscan un “APAGÓN TOTAL” temporal…?

 

Muchas personas, compañeras y amigas me dicen… - “nos vamos a huir del día a día” - “quiero perderme…”- “desaparecemos una temporada…” – “bye, bye, me evaporo…”-.

 

Pero… ¿esto que es? …

 

No buscamos un veraneo, buscamos una desaparición (al menos física y, no tanto, digital) que haga sentirnos LIBRES… esto es lo que realmente se añora en la actualidad; no es en sí mismo cambiar de rutina o de aires o hacer más deporte (esto son herramientas para conseguir nuestro objetivo estival): buscamos LIBERTAD, VOLAR, DESAPARECER…

 

Y esto, nada criticable, por cierto, me lleva a una profunda reflexión… cada vez, implementamos más políticas pro empleado, de conciliación, de desarrollo, de felicidad laboral, de compromiso (podría tirarme un buen rato escribiendo todas las políticas de moda actualmente con este tema) y, en cambio, mayoritariamente, queremos EVAPORIZARNOS, a la mínima.

 

Está claro que, aun siendo felices en el trabajo y trabajando a gusto consigo mismo, el trabajo no es la primera ilusión de nuestra vida, salvo para cubrir, a priori, nuestras necesidades fisiológicas y de seguridad básicas en la manida escala de Maslow y, por tanto, si nuestro tiempo podemos dedicarlo a otros quehaceres que nos llenen más, mental y físicamente hablando, pues lo vamos a hacer, pero…, partiendo de esta base lógica, se detecta auténtico pavor al trabajo y auténtica desmotivación (y depresión postvacacional) en la vuelta de vacaciones.

 

Hay muchos estudios que dicen que alrededor del 70% de los empleados, son felices o están satisfechos con su trabajo… y, la verdad, es que cada día lo dudo más. Algo estamos haciendo mal, cuando las personas quieren eclipsarse del mundo laboral a la mínima.

 

Las personas, queremos estar donde estamos a gusto, en el momento que corresponde. Si desvanecerse es un perseguido objetivo, es porque lo de “a gusto” no es exactamente el sentimiento intrínseco del empleado. Y, estar a gusto, no es sólo un buen entorno logístico, unas buenas herramientas para trabajar o un buen sueldo… evidentemente, todo ayuda y, con la inflación que tenemos, un buen sueldo, por ejemplo, ayuda especialmente; pero el porcentaje mayoritario de compromiso recae en la interacción social organizacional, es decir, empatía, escucha, reconocimiento, interés por el equipo a nivel personal y colectivo, comunicación bidireccional, participación y sobre todo, apoyo… mucho apoyo. Y, todo esto, no es digital, no son políticas de RRHH, no son objetivos y, ni siquiera debieran ser, estrategias y/o tácticas: es actitud de todos los mandos para crear un ambiente, en donde las personas quieran “descansar” en sus vacaciones, pero no “esfumarse”; son dos cosas muy diferentes.

 

Debemos seguir replanteándonos los modelos….